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Hurgando en la historia

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Relatos, historias, mitos, leyendas... Todo esto forma parte de quiénes somos y por qué somos lo que somos.


De cómo nace un imperio (IX) "Introduciendo a Octavio"

Publicado por Carlos A. Campuzano activado 5 Mayo 2014, 14:27pm

Etiquetas: #Julio Cesar, #Marco Antonio, #Lépido, #Octavio, #Roma, #Marco Junio Bruto, #Republica Romana, #Marco Tulio Cicerón

De cómo nace un imperio (IX) "Introduciendo a Octavio"

En medio de la guerra civil, en la campaña de Hispania, un joven llegaba al campamento de Julio Cesar junto con sus compañeros de viaje después de haber estado enfermo, haber naufragado y haber cruzado territorio enemigo; con la voluntad firme de ponerse a las ordenes del general. Cesar se sorprendió tan gratamente que le permitió compartir su litera durante el resto de la campaña. Este joven llevaba por nombre Cayo Octavio Turino y sería el protagonista de una de las transformaciones más sorprendentes de la historia de la humanidad. Para mí, personalmente, este chico era un genio. Creo que Cesar pensaría igual, porque apenas volvió a casa, cambió su testamento, dejando tres cuartas partes de su fortuna al joven y de paso, en el mismo testamento, declarándolo hijo adoptivo.

El 15 de marzo del 44 a. C. había un silencio dramático en el foro romano. Era uno de esos días en el que las madres dicen a sus hijos que por favor no salgan que están pasando cosas chungas. Marco Antonio había intentado entrar en la curia, pero fue retenido, para luego observar como su mentor y amigo había muerto a manos de los propios senadores. Temiendo por su vida huyó sin saber que Marco Junio Bruto, cabeza visible de los autodenominados salvadores de la República, había evitado que se le hiciera daño por ser cónsul, un cargo electo. Ellos eran solo tiranicidas, no asesinos. Pero el pueblo no salió a la calle a celebrar que el tirano había muerto, no hubo festejos, ni discursos encendidos. Solo silencio. Cesar había muerto.

Al ver esto, Antonio volvió a la ciudad, se reunió con los conspiradores (que estaban sorprendidos de que no los proclamaran salvadores de la República) y pactó. Aprovechando la confusión se autoproclamó como líder del partido de Cesar, pasando incluso sobre Lépido, quien era el que más venía enseñando maneras. De hecho militarizó el foro el 16 de marzo mientras Cicerón, de muy mala gana leía la amnistía por el asesinato de Cesar a los conspiradores. El día 20 se celebró el funeral, en el cual, Antonio, demostrando un gran sentido retórico, dio un imponente discurso en el que enumeró las gestas de Cesar y especialmente lo que dejaba de pasta al pueblo romano, para justo después levantar la túnica del dictador y enseñarle a la plebe las 23 puñaladas que había recibido por parte de los senadores que le habían asesinado. Como era de esperarse, el pueblo se alzó contra ellos, incendiando sus propiedades y con la intención de lincharles. Tuvieron que salir por patas de Roma mientras Antonio ponía al perplejo Senado a sus pies.

Elegía de Marco Antonio en el funeral público de Julio Cesar

Elegía de Marco Antonio en el funeral público de Julio Cesar

Mientras esto ocurría en Roma, el joven Octavio se bajaba de su barco en Brindisium, pues venía a ver que era lo que le había pasado a su tito Cesar (era su tío abuelo) y por supuesto a ver si le había caído algo de herencia. Y vamos, que se habrá puesto contento al ver que había sido adoptado y además le habían dejado casi toda la pasta. Así que se dispuso a cobrar y de paso hacerse una carrera política. Eso sí, dejó de llamarse Cayo Octavio Turino y empezó a llamarse Cayo Julio Cesar Octaviano (nosotros lo seguiremos llamando Octavio para evitar confusiones, aunque a él le ponía que lo llamaran Cesar). Así que el muchacho viaja a la capital, se encuentra con Marco Antonio, le dice: ¿dónde está mi pasta? y mientras se frotaba las manos el cónsul le dice: ¿qué pasta?, luego mira el rolex de oro nuevo que se ha comprado y se va a cenar al Ritz con dos o tres concubinas. Esto, como era de esperarse dejó un poco desconcertado al joven Cesar... que digo Octavio, que entonces se puso a recavar apoyos para socavar la autoridad de Antonio.

Durante todo ese año a Antonio le fueron las cosas bien, pero se estaba haciendo de muchos enemigos y es que el tío no caía tan bien a la peña como lo hacía Cesar. Aunque bueno, para su suerte, Octavio caía aun peor. Cicerón empezó por esta época sus famosas filípicas, verdaderas proclamas contra el abuso de poder ejercido por Marco Antonio. Que casualmente se encontraba documentos escritos por Cesar entre sus papeles que le convenían mucho muchisimo. El caso, que Antonio, cuando se le acabó el consulado, pidió para sí la Galia Cisalpina, que pertenecía a otro que no tenía ganas de dejársela. Así que viendo que no era muy querido en Roma, Antonio se fue a la Galia, pero como no se la dieron decidió poner bajo asedio la ciudad de Mutina (actual Módena, de donde viene el vinagre ese para las ensaladas, que debo decir que está muy bueno también con el pollo a la plancha. Deberían probarlo). Esto enfureció al Senado que lo nombró traidor y bueno, que empezamos de nuevo.

Aquí lo tienen... el vinagre de Modena! :)

Aquí lo tienen... el vinagre de Modena! :)

Octavio vio la oportunidad de hacerse con un nombre y ya que había estado juntando pasta y apoyos entre los veteranos de Cesar, cuando alguien preguntó que quién se ocupaba de Antonio, él levanto la manito. Cicerón le apoyó, junto con el resto del senado pensando que era joven, inexperto y que podrían controlarlo. Lo enviaron a él junto con los dos cónsules del momento a los que no vale la pena ni mencionar, ya que al llegar a la Galia, hubo batalla y estos fueron asesinados convenientemente murieron en ella. La victoria fue de Octavio, no por sus propios méritos, sino más bien por los de su amigo de infancia y general para entonces: Agripa.

Antonio había escapado ileso, aunque derrotado. Octavio volvió a Roma, en dónde el Senado (esa institución desagradecida) no le dio ningún honor por la victoria. Es más, le dieron el mando de las operaciones a otro. Y es que el verdadero objetivo de Cicerón era debilitar al bando cesariano porque secretamente estaba apoyando a otros, unos que estaban en Macedonia... a los asesinos de Julio Cesar.

Octavio mientras tanto acampaba en el valle del río Po, al norte de Italia. Sin querer levantar un dedo más contra Marco Antonio. Esperando...

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