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Hurgando en la historia

Hurgando en la historia

Relatos, historias, mitos, leyendas... Todo esto forma parte de quiénes somos y por qué somos lo que somos.


¿Por qué somos gilipollas?

Publicado por Carlos A. Campuzano activado 25 Mayo 2014, 11:40am

Etiquetas: #Gilipollas, #Baltasar Gil Imon de la Mota, #Etimología

¿Por qué somos gilipollas?

No sé si es porque es día de elecciones y como tal un poco gilipollas me siento, al igual que pienso, sin animo de ofender, en la cara de gilipollas que nos deben de ver los que hacen que les votemos para gobernarnos bajo los designios del mercado en lugar del bienestar de la mayoría y blablabla. El caso es que me dio por buscar el origen etimológico de la palabra gilipollas. Ya que al fin y al cabo, como buen pringadete no tengo derecho a votar... es que soy de fuera (llámenme como quieran).

Cuenta la leyenda, que por allá en el siglo XVII vivía un señor llamado Baltasar Gil Imón que tenía mogollón de pelas y tal (era fiscal o una cosa así, vamos, político). También este desdichado hombre (¡tiene una calle con su nombre y todo! está en el centro de Madrid, abajo de la calle Segovia. Yo tengo una con mi apellido también como la gente importante, es un callejón oscuro y triste cerca a la boca de metro de Canillas) tenía tres hijas cada cual más fea que un coche por debajo. El caso es que este señor montaba juergas caseras para buscarles marido sin tener mucho éxito en tales menesteres, quedando por tonto bastante a menudo, ya saben, que la casa se le llenaba de gorrones que se bebían todo su alcohol y se comían de todo menos a sus hijas. Resulta que la cuarta acepción de la palabra polla (ya sé ya sé) es la de mujer joven. Entonces se decía que el pobre Gil y sus pollas eran tontos. Espero que haya quedado claro.

Definición gráfica

Definición gráfica

Ahora, eso es lo que dicen por ahí, pero realmente esta historia, que muchos dan por cierta, es bastante falsa. Baltasar Gil Imón de la Mota era fiscal del consejo de Castilla y administrador de Hacienda bajo el reinado de Felipe IV, es decir, curraba para el no muy querido conde-duque de Olivares. Y tenía tres hijas que en realidad no eran desagradables de ver y a su vez estaban muy casadas (bueno, la última no, esta se hizo monja) desde muy jóvenes a las que llamaban las gilimonas (sí, un inteligentísimo juego de palabras con sus apellidos). Hubo un incidente en el que dos de ellas llevaron unos vestidos que parecían obscenos a la corte española de la época (más que nada a la reina que era de estas que si no era feliz no podía ver a nadie más feliz) y como consecuencia su padre les hizo vestir en plan monjas. Todo esto se cuenta en un relato del del siglo XIX llamado "Las hijas de Gilimón".

Entonces, ¿de dónde viene esta curiosa palabra que tanta sonoridad tiene y que como extranjero he adoptado como mía a lo largo de los años que he estado viviendo en España? Pues puede que de la palabra gilí, que viene del árabe ŷihil (tonto), ya saben, como tontolaba (tonto del haba, me pregunto si esto se refiere en realidad las habas), pues gilipollas (gilí de la... eso).

O también cuentan que era como en la Edad Media se llamaba a los hombres que sólo podían concebir hijas mujeres (¿se puede decir que los hombres conciben?).

Yo me decanto más por lo del gilí, que para mí tiene más sentido que las demás. Aunque siempre mola un montón la historia de Gil y sus pollas. Sobre todo para impresionar en una reunión con amigos.

Feliz domingo y por favor, los que me siguen en España espero que hayan ido ya a votar. Recuerden que es la única manera en que una minoría deje de vernos a la mayoría como gilipollas.

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